SÚBITO
ANYWHERE arte contemporáneo, Campo Florido 54 08027 Barcelona
ArtNou 14
La irrupción no siempre es un estallido: a veces es un susurro que tiembla, una imagen que apenas se insinúa, una pregunta que no se deja responder. Lo súbito no llega con estruendo, sino con una delicadeza inquietante: como el eco de un cuerpo que intenta decir lo que no tiene forma, como la materia que murmura algo que aún no sabemos nombrar.
Este encuentro traza un mapa de gestos y voces que no buscan respuestas definitivas. No busca certezas, sino otras maneras de sostener y habitar la incertidumbre, de preservar lo que se desvanece. Une sensibilidades que dan forma a lo invisible, que rozan lo inaprensible, que activan relaciones antes que significados. Aquí, la imagen no representa: vibra, se aproxima, tiembla. Y el arte deja de ser discurso para volverse latido, aliento, roce.
Súbito, sí. Pero también íntimo, frágil, necesario.
Gaby Lobato (México 1990) borda, dibuja y escribe desde un cuerpo dolido, vulnerable, que titubea ante la imposibilidad de nombrar aquello que le atraviesa. Su obra crea un territorio entre la imagen y la poesía donde la voz, a veces ilegible, se vuelve un gesto táctil, sonoro y afectivo. En sus piezas, lo que duele no siempre se entiende, pero se siente, se respira, se anuda.
Aitanna Pascual Casaux (Barcelona 1997) convierte la ciencia y la ecología en una forma de ritual. Su práctica parte del residuo, del cuerpo, de la molécula; pero también de la pertenencia desplazada, de una identidad en constante recomposición. Lo inalterable, dice, es el ADN: todo lo demás puede y debe cambiar. La sostenibilidad, en su trabajo, no es una consigna, sino una coreografía de resiliencia entre el organismo, el entorno y la estética.
Lorena Ruiz Pellicero (Barcelona 1991) mira con una te urgencia casi existencial. El miedo a quedarse ciega la impulsa a observar el mundo con una intensidad lúcida y desconcertante. A través de la ironía y el absurdo, sus imágenes desdibujan los bordes entre lo real y lo ficticio, lo tangible y lo virtual. ¿Qué vemos cuando vemos? ¿Quién construye la mirada? Su obra es una meditación visual sobre el acto de mirar como gesto político y poético.
Soledad Marcote (Buenos Aires, 1990), bajo el nombre New Errror, es cineasta, mediadora cultural y artista visual, con un fuerte interés en el trabajo colaborativo. Investiga el campo del collage analógico desde una perspectiva ecológica e histórica, abordando temas como la biopolítica y la ecología creando nuevas cartografías. Su práctica se extiende al ámbito audiovisual, donde fusiona géneros y formatos en proyectos colaborativos, fusionando enfoques creativos y experimentales en su labor como VJ y documentalista.
https://www.instagram.com/gabb.lobato/
https://www.instagram.com/aitannart/
https://www.instagram.com/lrnrzpllcr/
https://www.instagram.com/new.errror/
CAT
La irrupció no és sempre una explosió: a vegades és un xiuxiueig que tremola, una imatge que amb prou feines s’insinua, una pregunta sense resposta. El que és sobtat no arriba amb estrèpit, sinó amb una delicadesa inquietant: com l’eco d’un cos que intenta dir allò que no té forma, com la matèria que murmura alguna cosa que encara no sabem anomenar.
Aquesta trobada traça un mapa de gestos i veus que no busquen respostes definitives. No cerca certeses, sinó altres maneres de sostenir i habitar la incertesa, de preservar allò que s’esvaeix. Uneix sensibilitats que donen forma al que és invisible, que freguen l’inaprehensible, que activen relacions abans que significats. Aquí, la imatge no representa: vibra, s’aproxima, tremola. I l’art deixa de ser discurs per convertir-se en batec, alè, frec.
Sobtat, sí. Íntim, fàgil, necessari també.
ENG
The irruption is not always an explosion: sometimes it is a trembling whisper, an image that barely emerges, a question that resists being answered. The sudden does not arrive with noise, but with an unsettling delicacy: like the echo of a body trying to say what has no shape, like matter murmuring something we have yet to name.
This encounter traces a map of gestures and voices that do not seek definitive answers. It does not seek certainties, but other ways of sustaining and inhabiting uncertainty, of preserving what fades. It brings together sensibilities that give form to the invisible, that brush against the ungraspable, that activate relationships rather than meanings. Here, the image does not represent: it vibrates, approaches, trembles. And art ceases to be discourse to become heartbeat, breath, touch.
Sudden, yes. But also intimate, fragile, necessary.






























































